La comunicación cambia el curso de nuestra vida. Y la comunicación que no se hace también. 

A veces, nos jugamos en ciertos tipos de conversaciones, cambiando el rumbo de una situación con una compañera de trabajo, con un jefe, con alguna amiga e inclusive con la pareja, entre otros. Y ponemos en juego, también en aquello que no decimos, que no expresamos.

Las conversaciones pendientes, esa comunicación ausente, que no se realiza, por más insignificante que creamos que pueda llegar a ser, tan solo con el paso del tiempo intensifican el problema. Como el efecto bola de nieve, comienza pequeño y a medida que va cayendo se hace más grande y en ocasiones muy peligroso. 

En toda comunicación ya sea personal o laboral, debemos tener en cuenta algunos factores para que sea efectiva: el respeto, la calidad de la argumentación, el mensaje con la “regla de las 3 C” (claro, concreto y convincente). Y por otro lado la empatía, la capacidad de sintonizar con la otra persona. 

En otros tiempos se callaba más, no sigamos con esa rutina de silenciar lo que pensamos. Nada más transparente y genuino, que una VOZ honesta y elocuente. 

El mundo lo cambian los que proponen algo distinto, los que hacen, no los que se quejan, no los que esperan que las soluciones lleguen solas o los bienintencionados. La transformación es hacer, es acción. Si quieres un cambio, debes ir por ello. 

Hagamos feedbak! 

¿Te ha pasado pensar, sentir, que si hubieras dicho eso que te molestaba, o simplemente haber manifestado tu parecer, la situación hubiese sido otra? Te invito a no tenerle miedo al cara a cara, para abordar tus conversaciones pendientes. 

Detrás de una comunicación verdadera, es decir no solo de hablar de un tema en concreto, sino además de escuchar a la otra parte, no hay un ganador o un perdedor de esa “batalla”, solamente aliviana el viaje y a veces inclusive lo mejora. 

@julietaogguier